sábado, 14 de mayo de 2016

Conflicto de intereses

Tu querías bailar un tango, y yo solo me sabía un vals. Te prometí la luz de una pequeña estrella, pero tu buscabas el calor de un ardiente sol. Y aun así, sabiendo que nuestros corazones latían en compases distintos, decidí intentarlo. Y por un día la estrella brilló con una intensidad que creía olvidada. Y por una noche el vals tomó tintes de un tango. Pero la luz de una pequeña estrella no calienta lo suficiente, y un vals nunca será más que un vals. Ahora que te marchas en busca de aquello que anhelas, marchas con la luz de una estrella que lentamente se desvanece, y el recuerdo de un baile en un salón que por siempre habrá de permanecer en silencio. Pues, aunque no pude amarte del modo que me pedías, te amé de la única forma en que este roto corazón puede amar, y nadie jamás te amará tanto como esta pequeña estrella que, por una noche, bailó torpemente un tango.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

De nuevo

Las risas pasaron a un segundo plano. Las voces se convirtieron en un lejano eco, como si viajasen a través del agua. Y entonces vislumbré lo que acontecía. El ciclo había vuelto a comenzar. Las conversaciones triviales, las sonrisas permanentes, ese sentimiento de pertenencia que tanto ansiamos. Y con ello volvieron el miedo y las dudas. El pánico al rechazo, el saber que soy prescindible. Caminar acompañada nunca ha sido mi fuerte, mi única compañera siempre fue la soledad.
Y es que me asusta que al mirar vean más allá. Que descubran que tras la máscara se oculta una niña pequeña, frágil e insegura, alguien totalmente dependiente, incapaz de madurar. Una cría estúpida que se compara a todo lo que encuentra para salir siempre perdiendo. Y es que nunca fui la "prefe" de nadie, nunca nadie me acogió bajo su tutela. Fascinada por los rayos, aterrada por los truenos, sabe que la lluvia moja y aún así se vuelve a empapar. Aún anhelo una mano amiga que me levante al caer.

jueves, 6 de agosto de 2015

Decepción

La cálida brisa de verano trae aromas de nostalgia, evocaciones difusas de tan tímidos sentimientos, en un estío ya pasado. Aquella noche el polvo ensuciaba el centelleante manto celestial. Palabras vacías, conversaciones triviales, la música invitaba a dejarse llevar. Primero fue una sonrisa, después un baile inocente. Ambos sabíamos que era inevitable, y ninguno lo quiso intentar. Cálida brisa de verano hoy nos reencuentra, y con los recuerdos envolviéndome, busco ilusionada una mirada, un gesto que me confirme que aquella noche fue real, que lo que vino después no fue fruto de la exaltada imaginación de un alma en pena y que la nostalgia hoy no me acaricia solo a mí. Pero donde antes había calor hoy solo percibo frío. Donde antes vi interés, tan solo aprecio indiferencia. La decepción es mayúscula, las dudas acuden raudas. ¿Dónde fue a parar todo aquello? ¿En qué me he equivocado? ¿Por qué ha desaparecido? ¿Existió siquiera o fue el hechizo de aquella noche que nos confundía los sentidos? ¿Y lo de después, que fue de lo de después? Intento aparentar que todo va bien, y la tarde transcurre sin percance alguno. No quiero que vea que me importa, no puedo dejar salir la tormenta, no ahora. En soledad siempre hay tiempo para llorar...

jueves, 21 de mayo de 2015

Delirio

Tu rostro grabado a fuego en mi retina, el eco de tu voz en mi memoria. Quiero acurrucarme en tu pecho mientras me cantas una nana, y dormirme escuchando el poema oculto en tu corazón. Que tu aliento agite mi cabello como tenue brisa de mayo, mientras tus palabras, juguetonas, alborotan mis sentimientos. Me perderé entre tu brazos para esconderme del mañana, y bajo la luz de las estrellas, nos profesaremos secreto amor. Los pájaros, al amanecer, alertarán al sol de nuestro pecado. Con la bruma te desvaneces, cálido sueño de verano, y espero paciente hasta la noche en la que vuelvas a aparecer.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Noches

Noches largas, ausentes de luna. Noches vacías, carentes de sueños.
Noches duras, noches frías, en las que desearía tenerte aquí, a mi lado.
Noche tras noche, día tras día, a mi lado. Pero no estás. Nunca estuviste. Fue todo una ilusión, una imagen creada por la más retorcida mente. Lo eras todo para mí. Aquellos dulces momentos, tornados ahora en amargos recuerdos, eran mi agua y mi aire, el sustento de cada día, el motivo para seguir adelante cuando todo lo demás pretendía que no lo hiciera.
Noches largas, ausentes de luna, pero no por ello de estrellas que al son de mi tristeza bailan en mis ojos, en mis mejillas, en mi alma marchita.
Noches vacías, carentes de sueños, en las que solo busco volver a aquellos momentos, vivirlos de nuevo y que jamás cesen, dulce mentira tornada en cruda realidad.
Noche tras noche todo esto pienso, todo esto siento, y noche tras noche, día tras día, cada vez me consumo más, siendo ya un simple eco de lo que fui antaño, como la sombra de un dulce recuerdo que jamás regresará.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Miel

Como suave brisa se acercó a mi boca, y aquél fue el comienzo de mi perdición. Dulce miel en sus labios, que jugaban con los míos en una impía danza, corta e irresistible. Aquella noche, ay, aquella noche... Noche única e irrepetible, en la que dos almas furtivas, amantes de la soledad, se encuentran en un cálido beso. Y luego todo queda en un beso. A la luz del día corresponden las máscaras.
Almas parejas, que encuentran en la otra el arropo que la vida no les brindó. Almas compañeras, almas amigas. Tan solo amigas.
Y de nuevo vuelvo a hundirme. Y vuelven las lágrimas a mis ojos. Ilusoria felicidad, ¿por qué tuviste que quebrarte? Ahora entre los resquicios por los que dejas pasar la oscuridad  no veo sino miedo, miedo a repetir una historia que quizá nunca finalizó... Viejo amigo ¿por qué tuviste que hacerme esto? Ahora en nadie confío, a todos temo al entregarme. La tan deseada miel se torna amarga al rozar mi boca, sin darme tiempo a disfrutar de su fugaz dulzura. La sombra me rodea, a cada momento más y más. Ahora, en la oscuridad, no puedo sino recordar aquella noche, donde lo negro era salpicado de titilantes estrellas. Recordarla.. y maldecirla. Maldecir el momento en que caí en su hechizo, pues ahora necesito de su compañía para subsistir. Ay ilusa criatura, que andas por la vida encaprichándote de quimeras, que caminas a ciegas entregando tu corazón al primero que acerca la mano, al primero que disfraza su alma y te ofrece un falso cobijo, endeble como el papel, afilado como un puñal.
Crees haber caído en un pozo, quizá te equivoques. Quizá no sean sino espejismos, fruto de tu triste historia. Quizá realmente todo vaya bien fuera de tu tormenta interior. Sea el caso que sea, los cristales cortan igual, y con la vista puesta en la luz de la mañana, que todo lo resuelve, voy desangrándome mientras camino por el sendero de los muertos en vida.

jueves, 9 de octubre de 2014

Lluvia

Suena la lluvia en mi ventana. Delicadas, las gotas se deslizan cristal abajo. ¿Qué me pasa? Esta melancolía no es propia de mi.
Suena la lluvia en mi ventana. Golpeteo rítmico, música natural. Y en mi mente, un pensamiento. Tu ausencia.
Suena la lluvia en mi ventana. También las gotas se deslizaban suavemente aquél día que prefiero no recordar y, sin embargo, no olvido.
Suena la lluvia en mi ventana, recordándome el día en que te fuiste, y que ya no volverás.
Suena la lluvia en mi ventana, y a su sonido me abandono. Las delicadas gotas que acarician el cristal han logrado atravesarlo, y ahora bañan mis mejillas con su gélido tacto.
Suena la lluvia en mi ventana, y no cesa de sonar. Desde que te fuiste todo es tristeza, y cada día llueve más.